domingo, 11 de abril de 2010

I wanna do bad things with you...


Las series de televisión de la HBO son como trocitos de puro chocolate que te endulzan la vida. En mi caso particular, cuando tengo horas muertas que rellenar, me pego el atracón. Aunque por desgracia últimamente no puedo disfrutar de estos momentos, ya que estamos en época de stand by. Y lo digo, obviamente, por la extraordinaria True Blood. Hasta el 13 de Junio tendremos que esperar para que nuestra pueblerina favorita de Luisiana nos deleite con sus nuevas aventuras de chica entrometida en lo vampírico.

Y es que la segunda temporada nos dejó taquicárdicos con ese inquietante final en donde Bill is missing. Parece que a la Paquin se lo están poniendo cada vez más difícil y no les basta con complicarle la vida en su pueblo natal. Me da que se va a tener que pegar unos viajecitos de negocios con los hermanos del colmillo si quiere seguir trajinándose al caballeroso Compton. Por si fuera poco, intuyó que el rollo de mentalista confusa evolucionará en la tercera temporada al estilo Embrujadas, aunque más vale que no se pasen o la pobre terminará absorbiendo la energía de todo aquel humano que toque ( lo siento, no puedo olvidarme de Pícara...)

Lo que más me gusta de la serie, independientemente de la calidad fotográfica y la veracidad de los personajes, es que resulta muy fiel a los estándares que todo friki reconoce en los vampiros. Si realmente creeis que los vampiros se acongojan con ajetes y cruces de madera os aconsejo que le echeis un vistazo al juego de rol Vampiro: La Mascarada. De hecho, pongo la mano en el fuego y afirmo que los guionistas de True Blood se han nutrido de este manual para configurar el concepto de vampiro de la serie.

Las relaciones de dominación entre sires y chiquillos están muy logradas, así como la jerarquía que se gastan en la serie. La aparición de la churri del reverendísimo Manson como reinaza de los vampiros fue absolutamente soberbia, esa elegancia, ese saber estar de la líder como diciendo "besa-mi-culo-de-reina" y los esclavos ambiguos representan muy bien lo que sería la comunidad vampírica si fuese real. Y, como no, Eric también nos mola. Porque es como un malote con poder que nunca termina de joderte del todo y a veces le viene la venada amable y te ayuda como el que más. Si a esto le unimos que toda la serie es sexual y violenta a la vez, ya tenemos la orgiástica ensalada visual en su punto.

Aunque como en todas las ensaladas, siempre hay algo que no me entusiasma demasiado (como el maíz...). Espero que coincidais con mis opiniones, hay pequeñas cosas que se podrían fumar un poco. En la segunda temporada Jason era un petardo, Tara estaba descafeinada y Maryann me ponia nervioso con tanta chupada de cámara y tanto momento vibrador. Encima van y se cargan de forma absurda al adorable Godric, que se marcó un "yo pasaba por aquí y me la han liao" realmente patético. En fin, que no todo es perfecto. Pero aún así, está claro que esta es una de las grandes series de nuestro tiempos y estamos deseosos de que empiece la tercera temporada.




2 comentarios:

  1. dios mio! tendría que haber un gran cartel de SPOLIER a lo alto de la publicación! XD
    totalmente de acuerdo en todo, menos en jason. El papel del hermano mongolito de Shookie es enseñar cacho y hacer de lo más tonto posible, y que manera de ser tonto que apuntarse a la iglesia? iglesia antivampiros claro.
    lo que menos me gustó es que la iglesia podía haber metido mas mano al final de la temporada, que se cagan las patas abajo en cuanto ven a Eric.
    Por último, viva shookie y u espacio entre paletos!

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  2. Podría decir muchas cosas buenas y malas sobre la serie, pero lo voy a resumir en un "menos chorradas y más vampiros". Así como me parece que plasman la sociedad vampírica de una forma muy fiel al concepto de mundo de tinieblas, con su profundidad y desarrollo, el resto de añadidos sobrenaturales son burdos retazos. De las historias secundarias como las dominaciones demoníacas mezcladas con alcohol, mejor ni hablo. Que conste que recomiendo encarecidamente la serie.

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