lunes, 22 de agosto de 2011

True Blood 4: impresiones

Después de pasar el ecuador de la cuarta temporada de True Blood, parece que lo que aprecía una bajada empieza a remontar.


Esta cuarta entrega empezó con unos hilos que no se desarrollaban adecuadamente y que en ocasiones, parecían fuera de lugar. La historia de Alcide parece estar añadida sólo para dar protagonismo a un personaje que gustó en la anterior temporada, pero cuya historia no tiene mayor interés o intriga hasta el momento, al igual que el nuevo hombre lobo, que sólo sirve para que en el capítulo 8 se descubra, a la poca sorpresa de todos , que el bueno del hombre lobo de pelo raro es el ex-novio violento de la nueva chica ( preciosa como todos en esta serie) de Sam. A parte de estos hios argumentales que parecen no llegar a nada, es de agradecer el juego que dan al hermano de Sam, Tommy ( personaje al que no sabes si hostiar o abrazar), que nos regala momentos sobrecogedores con la familia e hilarantes con la Sra. Fonteberry. También igual de divertido es ver la inversión de papeles que sufren los vampiros protagonistas, siendo en este ocasión Bill el fuerte y poderoso ( que no acaba de convencer, ni a él ni a nadie) y el oso amoroso en el que se convierte Eric(Donde vemos el gran actor que es Alexander Skarsgård .
Sorpresa esperada la exploración sexual de Tara, que se agradece que ( por ahora) sea una simple humana con ira dentro de ella, confudida, pero humana, lo que no podemos decir del resto del reparto, que parece que les tocaron los poderes sobrenaturales en la tómbola que pasó por Bon Temps.



Pero aunque nos regales nuevos momentos, cuesta ver la calidad de la que antes gozaba esta serie. Un trabajo normal, alejado del óptimo al que nos tenía acostumbrado el director y del director de fotografía (sobre todo en la segunda temporada), nos aleja de los grandes planos de antaño. Anteponiendo los efectos especiales y el mostrar los fántástico, a insinuar o mostrar aquello que se puede hacer sin quedar falso, los primeros minutos de esta nueva temporada, con las "hadas" lanzado bolas de energía al más puro estilo embrujadas, y ese maquillaje de feria que luce el abuelo de Sookie, hace cuesionarnos la seriedad a la hora de pensar en la producción. Lo mismo que la reitarada utilización de los mismos espacios ( apenas aparece algo nuevo), la globalización de todos los problemas, que hace difícil creer que el destino del mundo dependa de lo que suceda en un pequeño pueblo del sur de los Estados Unidos ( a diferencia de las primeras temporadas, que los problemas eran más de ámbito local).

Unido a un guión que no sabe aprovechar los momentos, como esa larga espera de la bruja, que sabemos de antemano lo que es y quiere hacer, pero que parece que hace esperar en todo momentos, ese español-sudamericano que nos impide creer que los hechos sucedan en la España de la Inquisición, hace replantearte poner a True Blood la primera de tu lista. Todo esto desaparece en los capítulos finales. A partir del capítulo 7, cuando las tramas empiezan a encauzarse, y los problemas crecen, estas pequeñas taras se diluyen a beneficio del disfrute personal.

Queda poco para que termine la temporada. Tras ella volveremos a analizar la serie, a ver si la mitad de mis quejas eran infundadas y todo tenía un motivo divino vampírico.